Hacerse de guía

Existen miles de maneras para hacerse de guía. Nuestro propósito no apunta a explicaros cuál debe ser la vuestra. Aquí tenemos algunos principios para empezar en esta vía o enriquecer vuestros paseos guiados.

Entre la multitud de caminantes, algunos se descubren un gusto, una capacidad para guiar a los demás, sobre todo gracias a sus competencias cartográficas (crear un itinerario, conseguir situarse en el mapa) o su capacidad para relatar (sea por su elocuencia o su habilidad para orquestar una polifonía entre los co-caminantes).

¿Cómo llevar a la gente al encuentro de una metrópolis? ¿Cómo preparar su paseo? ¿Cómo equilibrar su tiempo de palabra? ¿Cuáles son los secretos de una experiencia compartida lograda?

Se espera del guía que sea capaz de tranquilizar a sus caminantes (en la calidad del guiado y el respeto de los horarios) y, también, que sepa cautivar la atención de sus compañeros, en la manera interesante, divertida o atenta que tiene de restituir la vivacidad de las formas atravesadas.

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